El Circo romano de Tarragona se encuentra en la actualidad soterrado bajo la antigua ciudad medieval. A su vez, está bajo la ciudad moderna de Tarragona. Aún así, es posible contemplar parte de su trazado y recorrer algunos de los pasillos que se encuentran bajo los restos de los graderíos.
El Circo romano se construyó en el siglo I d.C. Albergaba las carreras de carros, uno de los espectáculos más importantes en la antigua Roma. Se trata de una estructura de 325 metro de longitud y alrededor de 100 metros de anchura. La gran importancia de Tarraco como capital de la provincia hispánica romana fue motivo adicional para la construcción de un edificio que podía llegar a albergar hasta 40.000 espectadores.
Los pasillos que actualmente se pueden visitar de la parte oriental del circo, junto a la Torre de El Pretorio, no son sólo los basamentos del propio circo sino el sistema de distribución de los espectadores por las gradas que lo rodeaban. En el interior de esos pasillos pueden encontrarse pequeñas salas abovedadas. Por ejemplo, allí se realizaban apuestas o se vendían aperitivos, como pistachos o frutas pasas, para el tiempo de espectáculo.
El eje central de la ciudad se fundamenta en el Circo. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Tarragona se encuentra en uno de los extremos de la Plaza de la Font. Aquí se han localizado las cocheras de las que salían los carros de caballos para disputar las carreras. La plaza sigue el trazado de la pista que se encuentra bajo ella.
Visitar el Circo Romano de Tarragona
La entrada general cuesta 5 euros. Se accede por la entrada situada en la Rambla Vella y se saldrá por las escaleras situadas en la terraza de la Sala Gótica de la Torre del Pretorio, en dirección a la plaza del Rei.
En este enlace se pueden consultar los horarios de visita, los precios y cualquier información adicional: www.tarragonaturisme.cat